La Comunicación forma parte de la relación de los seres humanos y para que ésta fluya se emplean códigos como el lenguaje. Por eso en nuestro papel de médicos ocupa un lugar predominante el momento de comunicarnos con el paciente.
El intercambio de información se inicia en el momento en el que el paciente llega a la consulta y nos cuenta qué le pasa. Aquí es importante saber escuchar, tener la capacidad de empatizar para poder comprender con exactitud qué le sucede.
Otra de las misiones importantes es saber extraer aquella información que nos va a ser útil para realizar un diagnóstico certero. Al margen de las pruebas médicas que se aporten o que se realicen con posterioridad, la información que nos facilite el paciente nos va a ser muy valiosa.
Muchas personas desconocen que la forma de vida que llevamos puede afectar, en mayor o menor medida, a la patología maxilofacial que pueda presentar.
Finalmente llega el momento de comunicar al paciente cuál es el diagnóstico, es la hora de explicar cuáles son las opciones que tenemos a nuestra disposición para dar una solución eficaz y duradera a su problema.
Los médicos tenemos que tener la capacidad de transmitir esta información y hacerlo en un lenguaje cercano para dar a conocer todos los detalles del tratamiento que vamos a seguir.